He hablado mucho en mi blog de la importancia del equipo y de rodearte de los mejores. Hoy quiero hablar de lo que sucede cuando las empresas empiezan a crecer, cuando ya no eres tú el que controla el equipo nuevo que se contrata. Al principio todo es sencillo porque suele ser el emprendedor el que coge directamente a la gente, y trabaja codo a codo con ella por tanto es fácil contagiarles tus valores y principios, pero empiezas a crecer. No entrevistas a todo el mundo, hay gente que se empieza a contratar que no conoces, con muchos no tienes tiempo para hablar… Nosotros estamos empezando a sufrir esto y creo que la clave está en confiar en el siguiente nivel, es decir el haber transmitido bien tus valores a la gente que se va a encargar de seleccionar a nueva gente, para que a sus vez vayan transmitiendo toda la cultura de la empresa.
Recientemente pude conocer a José Luis Gómez Alciturri, director general de RR.HH. de Banco Santander, y le puede preguntar como se podían gestionar los recursos humanos de una empresa de 200.000 trabajadores. Básicamente me decía eso, que tienes que establecer unas directrices principales, y luego establecer unos mecanismos para que se vayan irradiando a toda la organización.
Yo cada vez estoy más alejado del día a día de las empresas en las que soy socio, hasta en Bubok que es donde dedico mi día a día mis labores son más la parte internacional y la estrategia de la compañía. Pero al frente de todas hay gente que en la que confío plenamente, Fernando Tellado en Medios y Redes, Daniel Rodrigo en influenZia y Sergio Mejías en Bubok. Que sé que a su vez se rodean de personas que comparten la misión y los valores.
Por eso quiero acabar este post con aquella frase de David Ogilvy que tanto me gusta:
Si cada uno de nosotros contrata personas más pequeñas que uno, nos convertiremos en una empresa de enanos. Si contratamos personas más grandes, en cambio, seremos una empresa de gigantes