Sentado en el portal de su casa, se encontraba un hombre tomando el aire tranquilamente. Desde allí observó cómo un amigo, montado a caballo, se acercaba rápidamente hacia donde se encontraba.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca para que pudiera escucharle, el hombre, desde su portal, le preguntó:
—¿Adónde vas amigo?
El amigo, sin detener su caballo y pasando a toda velocidad ante aquel hombre, alejándose de allí, le respondió:
—No sé, adonde el caballo me lleve.