Creo que todo el mundo tiene una historia que contar, pero a veces la olvidamos o necesitamos ayuda para conectar con ella o incluso para poder transmitirla. Esa historia es lo que da sentido a nuestra existencia y es única e irrepetible en cada persona de la humanidad. Habita en lo más profundo de nuestro ser, donde muchas veces yace dormida, por nuestros miedos a despertarla, incluso la sustituimos por otras historias que nos parecen más sencillas, más cómodas, que nos molestan menos, y por eso nos contamos a nosotros mismos que los sueños son para otros, que tenemos que ser prácticos, que las hipotecas no se pagan haciendo lo que uno desea en la vida. Esas otras historias nos limitan, provocan que no nos sintamos realizados, pero nos evitan el trabajo de tener que escribir nuestra propia historia y ser protagonistas de la misma. Son las historias con las que nos autoengañamos.
Por eso mi MTP (Propósito Transformador Masivo) es:
«Liberar el poder de la Historia que habita en el interior de las personas y organizaciones»
Creo que todo el mundo tiene una historia que contar, pero a veces la olvidamos o necesitamos ayuda para conectar con ella o incluso para poder transmitirla. Esa historia es lo que da sentido a nuestra existencia y es única e irrepetible en cada persona de la humanidad. Habita en lo más profundo de nuestro ser, donde muchas veces yace dormida, por nuestros miedos a despertarla, incluso la sustituimos por otras historias que nos parecen más sencillas, más cómodas, que nos molestan menos, y por eso nos contamos a nosotros mismos que los sueños son para otros, que tenemos que ser prácticos, que las hipotecas no se pagan haciendo lo que uno desea en la vida. Esas otras historias nos limitan, provocan que no nos sintamos realizados, pero nos evitan el trabajo de tener que escribir nuestra propia historia y ser protagonistas de la misma. Son las historias con las que nos autoengañamos.
Por eso mi MTP (Propósito Transformador Masivo) es:
«Liberar el poder de la Historia que habita en el interior de las personas y organizaciones»
Nací en Carabanchel, a mediados de los 70, y por aquel entonces junto con la partida de nacimiento te daban un guion preestablecido para tu vida: estudia, trabaja para otros, cásate y ten hijos.
Hasta cerca de los treinta me limité a seguirlo, sin preocuparme de mucho más. Pero poco a poco una incomodidad brotaba dentro de mí, casi sin darme cuenta. Al principio en modo de rebeldía y malestar cuando me enviaban a clientes que no me gustaban o proyectos que no me parecía que ayudaran mucho a la sociedad. Luego surgieron preguntas: ¿Por qué hago lo que estoy haciendo? ¿Es a lo que me quiero dedicar el resto de mi vida? ¿Es lo que quiero transmitir a mis hijos el día que los tenga?
Hasta que un día unas palabras comenzaron a resonar en mi mente, al principio como un susurro: “quiero ser el guionista de mi vida”. Tardé un tiempo en entenderlas, y cuando las comprendí les hice caso omiso, pero seguían ahí, día tras día, golpeando fuerte en mi consciencia y dejaron de ser ese simple susurro para transformarse en un ruido atronador. Así que finalmente respondí a aquella llamada de mi interior, asumí la responsabilidad de mi vida y decidí romper ese guion preestablecido para mí, y coger un cuaderno en blanco, más un lápiz, para empezar a diseñar mi nueva etapa, la más feliz, en mi caso, ser emprendedor, en la que llevo desde el 2005.
Desde entonces tengo en mi cuarto la frase que dio esperanza a Nelson Mandela durante su cautiverio: “Soy el amo de mi Destino. Soy el capitán de mi Alma” del poema «Invicto» de William Ernest Henley.
Nací en Carabanchel, a mediados de los 70, y por aquel entonces junto con la partida de nacimiento te daban un guion preestablecido para tu vida: estudia, trabaja para otros, cásate y ten hijos.
Hasta cerca de los treinta me limité a seguirlo, sin preocuparme de mucho más. Pero poco a poco una incomodidad brotaba dentro de mí, casi sin darme cuenta. Al principio en modo de rebeldía y malestar cuando me enviaban a clientes que no me gustaban o proyectos que no me parecía que ayudaran mucho a la sociedad. Luego surgieron preguntas: ¿Por qué hago lo que estoy haciendo? ¿Es a lo que me quiero dedicar el resto de mi vida? ¿Es lo que quiero transmitir a mis hijos el día que los tenga?
Hasta que un día unas palabras comenzaron a resonar en mi mente, al principio como un susurro: “quiero ser el guionista de mi vida”. Tardé un tiempo en entenderlas, y cuando las comprendí les hice caso omiso, pero seguían ahí, día tras día, golpeando fuerte en mi consciencia y dejaron de ser ese simple susurro para transformarse en un ruido atronador. Así que finalmente respondí a aquella llamada de mi interior, asumí la responsabilidad de mi vida y decidí romper ese guion preestablecido para mí, y coger un cuaderno en blanco, más un lápiz, para empezar a diseñar mi nueva etapa, la más feliz, en mi caso, ser emprendedor, en la que llevo desde el 2005.
Desde entonces tengo en mi cuarto la frase que dio esperanza a Nelson Mandela durante su cautiverio: “Soy el amo de mi Destino. Soy el capitán de mi Alma” del poema «Invicto» de William Ernest Henley.
«Según Forbes, soy una de las 100 personas más creativas del mundo, según mi madre: un culo inquieto».
Creo que todo el mundo tiene una historia que contar, pero a veces la olvidamos o necesitamos ayuda para conectar con ella o incluso para poder transmitirla. Esa historia es lo que da sentido a nuestra existencia y es única e irrepetible en cada persona de la humanidad. Habita en lo más profundo de nuestro ser, donde mucha veces yace dormida, por nuestros miedos a despertarla, incluso la sustituimos por otras historias que nos parecen más sencillas, más cómodas, que nos molestan menos, y por eso nos contamos a nosotros mismos que los sueños son para otros, que tenemos que ser prácticos, que las hipotecas no se pagan haciendo lo que uno desea en la vida. Esas otras historias nos limitan, provocan que no nos sintamos realizados, pero nos evitan el trabajo de tener que escribir nuestra propia historia y ser protagonistas de la misma. Son las historias con las que nos autoengañamos. Por eso Mi MTP (Propósito Transformador Masivo) es
«Liberar el poder de la Historia que habita en el interior de las personas y organizaciones».
Mi historial personal
Nací en Carabanchel, a mediados de los 70, y por aquel entonces junto con la partida de nacimiento te daban un guion preestablecido para tu vida: estudia, trabaja para otros, cásate y ten hijos.
Hasta cerca de los treinta me limité a seguirlo, sin preocuparme de mucho más. Pero poco a poco una incomodidad brotaba dentro de mí, casi sin darme cuenta. Al principio en modo de rebeldía y malestar cuando me enviaban a clientes que no me gustaban o proyectos que no me parecía que ayudaran mucho a la sociedad. Luego surgieron preguntas: ¿Por qué hago lo que estoy haciendo? ¿Es a lo que me quiero dedicar el resto de mi vida? ¿Es lo que quiero transmitir a mis hijos el día que los tenga?
Hasta que un día unas palabras comenzaron a resonar en mi mente, al principio como un susurro: “quiero ser el guionista de mi vida”. Tardé un tiempo en entenderlas, y cuando las comprendí les hice caso omiso, pero seguían ahí, día tras día, golpeando fuerte en mi consciencia y dejaron de ser ese simple susurro para transformarse en un ruido atronador. Así que finalmente respondí a aquella llamada de mi interior, asumí la responsabilidad de mi vida y decidí romper ese guion preestablecido para mí, y coger un cuaderno en blanco, más un lápiz, para empezar a diseñar mi nueva etapa, la más feliz, en mi caso, ser emprendedor, en la que llevo desde el 2005.
Desde entonces tengo en mi cuarto la frase que dio esperanza a Nelson Mandela durante su cautiverio: “Soy el amo de mi Destino. Soy el capitán de mi Alma” del poema «Invicto» de William Ernest Henley.
Yo creo
que todo el mundo tiene una historia que contar, pero a veces la olvidamos o necesitamos ayuda para conectar con ella o incluso para poder transmitirla. Esa historia es lo que da sentido a nuestra existencia y es única e irrepetible en cada persona de la humanidad. Habita en lo más profundo de nuestro ser, donde mucha veces yace dormida, por nuestros miedos a despertarla, incluso la sustituimos por otras historias que nos parecen más sencillas, más cómodas, que nos molestan menos, y por eso nos contamos a nosotros mismos que los sueños son para otros, que tenemos que ser prácticos, que las hipotecas no se pagan haciendo lo que uno desea en la vida. Esas otras historias nos limitan, provocan que no nos sintamos realizados, pero nos evitan el trabajo de tener que escribir la nuestra propia historia y ser protagonistas de la misma. Son las historias con las que nos autoengañamos. Por eso
Mi MTP (propósito de transformación masiva) es
Liberar el poder de la Historia que habita en el interior de las personas y organizaciones
y mi Historia Personal
Nací en Carabanchel, a mediados de los setenta y por aquel entonces junto con la partida de nacimiento te daban un guión preestablecido para tu vida que era más o menos el siguiente:
“Irás a un colegio, concertado o público, en ningún caso privado. (En mi caso fue el Pilar de Carabanchel) Si eres buen estudiante continuarás en el instituto, si no, a F.P. En caso de ir al instituto intentarás sacar la mejor nota para poder estudiar una buena carrera en una universidad de Madrid (opté por Ingeniería Informática), ¿para qué salir fuera? Y luego, sea cual sea el camino escogido, te pondrás a trabajar.
Lo ideal es que seas funcionario (hubiera sido el sueño de mis padres); si no lo consigues ponte a trabajar para una gran empresa y si no, confórmate con lo que te toque y no aspires a más. Eso sí, siempre en España, que es el mejor lugar del mundo.
Te casarás, tendrás 1,4 hijos que es la media nacional (el tema de decimales en esta parte no lo logré). Recuerda comprarte un piso, que ya sabes que los pisos son la mejor inversión y nunca bajan, ir de alquiler es tirar el dinero. A los 65 te jubilarás -si no has conseguido antes una prejubiliación anticipada- y disfrutarás de vacaciones en el IMSERSO hasta el día que te mueras.
Ah, una cosa más: no olvides hacer un seguro para pagar tu entierro. FIN”
Hasta cerca de los treinta me limité a seguirlo, sin preocuparme de mucho más. Pero poco a poco una incomodidad brotaba dentro de mí, casi sin darme cuenta. Al principio en modo de rebeldía y malestar cuando me enviaban a clientes que no me gustaban o proyectos que no me parecía que ayudaran mucho a la sociedad. Luego surgieron preguntas: ¿Por qué hago lo que estoy haciendo? ¿Es a lo que me quiero dedicar el resto de mi vida? ¿Es lo que quiero transmitir a mis hijos el día que los tenga?
Hasta que un día unas palabras comenzaron a resonar en mi mente, al principio como un susurro: “quiero ser el guionista de mi vida”. Tardé un tiempo en entenderlas, y cuando las comprendí les hice caso omiso, pero seguían ahí, día tras día, golpeando fuerte en mi consciencia y dejaron de ser ese simple susurro para transformarse en un ruido atronador. Así que finalmente respondí a aquella llamada de mi interior, asumí la responsabilidad de mi vida y decidí romper ese guión preestablecido para mi, y coger un cuaderno en blanco, más un lápiz, para empezar diseñar mi nueva etapa, la más feliz: en mi caso, ser emprendedor, en la que llevo desde el 2005.
Desde entonces tengo en mi cuarto la frase que dio esperanza a Nelson Mandela durante su cautiverio: “Soy el amo de mi Destino. Soy el capitán de mi Alma” del poema «Invicto» de William Ernest Henley
y mi Historia Profesional
Pasé los primeros años de mi vida profesional trabajando en las grandes consultoras internacionales, esas de traje oscuro y corbata, rodeando de gente estresada que trabaja cientos de horas “porque era lo que había que hacer”. Cuando hablabas con otros compañeros te sorprendía la cantidad de gente que quería ser otras cosas: escritores, emprendedores, viajeros… pero que se resignaban con lo que tenía precisamente por lo bien pagado que solía estar su actual trabajo o simplemente por el miedo al cambio. Lo que si valió aquella época fue para conocer mejor el mundo de la empresa.
En el año 1999 creé mi primera web como afición y llegó a ser una de las mayores comunidades literarias de habla hispana, que me valió para dar el salto al mundo empresarial en el 2005. Desde entonces he fundando varias empresas como Medios y Redes, Influenzia, o la más conocida de ellas, Bubok: la plataforma líder de autopublicación de libros. También Samastah, un proyecto especial dedicado a ayudar a las personas a encontrar su equilibrio personal del que aprendí mucho pero que no salió tan bien como me hubiera gustado. Incluso me adentre en el mundo de la moda con UNIK®, una marca de ropa cocreada por los usuarios. Y Leemur, la app mejor valorada de chat stories en español y portugués.
También fundé la Fundación Iniciador, dedicada a fomentar el emprendimiento en todo el mundo, con la que hemos apoyado a cerca de 30.000 emprendedores en varios paises del mundo.
Soy coautor de los libros “15 años de internet en España” y “El Consejo“. Autor de “La aventura de emprender: lo que aprendí fundando Bubok“.
He sido miembro de la junta directiva de CEAJE y AJE Madrid, así como soy miembro de EO, AIEI, AMETIC y de Adigital.
He impartido cerca de 300 charlas, con 30.000 asistentes. Más de 100 apariciones en los principales medios nacionales. Docente de cursos y talleres en España y otros países, en escuelas de negocios como Deusto IE, IESE, EOI, ISDI y ESADE. Mentor en programas de emprendedores como el Citizen Bootcamp (Citibank+Deusto) y Explorer (Banco Santander). Blogguer y columnista de ContuNegocio, el blog de Pymes de Movistar.
Forbes me ha considerado en 2018 una de las 100 personas más creativas del mundo en los negocios.
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