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Ángel María

Por mi profesión, conozco a muchas personas emprendedoras que tienen una trayectoria en el mundo de los negocios, con algunas de ellas he trabajado, colaborado o transitado en la misma órbita, lo que ha provocado que se crucen nuestros caminos.

Pero mi relación con gente emprendedora no es sólo dentro del área profesional, sino también de la personal. En alguna ocasión, he compartido experiencias personales que me han descubierto cosas muy interesantes; como el caso de Babli, que os conté en el artículo “Cocinando felicidad”, o el de María y su quiosco.

Y hoy me gustaría hablaros de una zapatería de Madrid. El otro día le compré a mi hija mayor unas zapatillas por Internet. Y como soy de esos padres que parece que se niegan a aceptar que los hijos crecen, le compré el número 27, cuando la niña ya calza un 37. Así que, en cuanto las recibí, empecé a hacer los trámites de devolución. Pero, al ver que se trataba de una tienda que me pillaba relativamente cerca, decidí ir en persona y hacer la gestión en directo.

Se trata de Zapatop, cuyas tiendas físicas están situadas en Fuenlabrada y Móstoles. A la que yo fui, se puede considerar como una típica tienda de barrio. Cuando llegué, había un hombre trasteando con un montón de cajas, abriéndolas, etiquetándolas, llevándolas al almacén… En el mostrador había una chica más joven, que fue la que me atendió y me facilitó unas zapatillas que entraran en los pies de mi hija. 

El único cliente de la tienda en ese momento era yo y, como soy una persona curiosa y la amabilidad con la que me atendieron me dio la suficiente confianza, empecé a hablar con Lorenzo, uno de los hijos del dueño, sobre la trayectoria del negocio y se convirtió en una interesante entrevista que quiero compartir con vosotros.

Ángel María: Me ha llamado la atención que hay varias furgonetas de reparto aparcadas en la puerta. Todo lo que están descargando ¿son pedidos realizados a través de vuestra tienda online? ¿Cuál es el porcentaje de facturación que hacéis a través de Internet?

Lorenzo: En la actualidad, vendemos en torno al 80% a través de Internet. El negocio en la tienda física ha ido decreciendo en los últimos tiempos, aunque algo todavía se mantiene. Pero ahora estamos más enfocados a la venta online

Vendemos sobre todo en Amazon, y también en otros market places, sobre todo para territorio nacional aunque también hacemos envíos a algunos países de Europa.

AM: ¿Cuántos años lleva abierta vuestra zapatería y quién la fundó? Cuéntame un poco los orígenes

L: Pues fue un negocio que montaron mis padres hace casi 41 años. Al principio pensaron en montar una chatarrería, pero un familiar tenía una tienda de calzado y abrieron el local para hacer arreglos de zapatos. Luego empezaron a comprar también mercancía y pasaron a la venta. Pero, hasta hace poco, todavía se hacían reparaciones de calzado, que lo dejamos cuando mi padre se jubiló.

AM: ¿Cómo fue ese paso de “tienda de barrio” a poder acceder al mercado internacional.

L: Pues, hará unos nueve años, yo regresé de China, donde había estado trabajando 3 años y, con la crisis económica y las dificultades para encontrar empleo, decidí ponerme a hacer fotografías del calzado de la tienda (con una sábana blanca de fondo), para poder ofrecer también los productos a través de Internet. 

Como dices, al ser una tienda de barrio, acusaba el aumento de la venta online y llegaba un momento en el que había que adaptarse o morir. Entramos en el negocio los hijos y quisimos sumarnos a la era digital para sobrevivir

AM: ¿Os habéis especializado en algún tipo de calzado para acceder a un público mayor en Internet?

L: Hemos querido seguir la línea de la propia tienda, es decir, calzado de todo tipo para todos; para bebés, niños, zapato colegial, de comunión, para personas mayores… Y ofrecemos tanto la marca nacional como otras internacionales, que son lo que el público consume. Hemos procurado siempre adaptarnos a la moda y es el producto que ofrecemos también online.

AM: Y en una tienda a pie de calle, donde el trato directo es mucho más personal, ¿habéis notado que esa cercanía se ha podido perder por la venta online?

L: Nosotros procuramos que eso no ocurra. Atendemos directamente al teléfono, sin máquinas de por medio, para intentar dar ese trato directo y personal que se ofrece en la tienda física. Asesoramos a los clientes que nos llaman y resolvemos sus dudas sobre el tallaje, por ejemplo, cuando alguno no sabe qué número de zapato elegir, al no poder probárselo como se hace en las  tiendas físicas. Queremos que el cliente sienta esa misma cercanía que se ofrece en tu local, pero con la compra a través de Internet. Somos siete personas las que trabajamos actualmente en Zapatop y nos gusta que nos conozcan a las siete.

AM: ¿Tenéis algún nuevo proyecto para seguir creciendo y adaptando vuestro negocio a los cambios?

L: El próximo proyecto a corto plazo es traducir la página a otros idiomas, pues es otra ventaja del comercio online, que te permite un acceso directo a cualquier parte del mundo. Ahora mismo, el 95% de lo que vendemos es envío nacional y el 5% restante es a países como Francia, Italia o Alemania. Pero queremos ampliar a otros países y posiblemente estar presentes también en otros market places.

AM: Y para terminar, ¿vuestro padre sigue estando activo? ¿Qué piensa del cambio digital de su negocio?

L: Mi padre está jubilado pero supongo que como cualquier padre que ha arrancado su propio negocio y pasa a manos de sus hijos, sigue estando presente de alguna u otra forma. Cuando me vio hacerle fotos a los zapatos para venderlos por Internet le pareció una locura. Si para muchos era impensable que la compra online fuera a tener tanto peso, para un hombre que tuvo unos comienzos muy duros cuando levantó la persiana de su local, lo es todavía más. Pero él está muy contento de ver los resultados, todos lo estamos, de hecho. Si nosotros no nos hubiéramos adaptado a este cambio, quizás él no se habría visto capaz de hacerlo solo. Las cuestiones técnicas, “modernas”, nos la deja a nosotros, pero también nos inculca algunas de las cosas más tradicionales, que para él tienen mucha importancia, como por ejemplo puede ser el empaquetado, que esté bien hecho, con cuidado y cierto mimo. Él está satisfecho de que su negocio siga funcionando.

Lo que Lorenzo hizo, junto con sus hermanos, es reconocer que en la era actual el consumidor prefiere comprar por Internet, así que dijeron: vamos a darle esa opción. 

Los tiempos cambian, las necesidades de los consumidores también lo hacen, entonces, ¿por qué no hacerlo tú también?

Lorenzo tuvo claro su propósito: conocían el mercado, su padre llevaba más de 40 años al frente de una zapatería, sabía qué ofrecer a sus clientes y cómo hacerlo. Y si los clientes han cambiado su forma de acceder a sus productos, él también se ha adaptado para seguir llegando a ellos de la forma que piden, a través de Zapatop.com.

Cuando tienes claro tu propósito, tienes también muy claro hasta dónde quieres llegar. Y para ello, sabrás la forma de adaptarte y evolucionar a lo largo del camino, por muchas trabas u obstáculos que se te presenten.

Ángel María
Ángel María

Emprendedor orientado a Propósito, fundador de proyectos como Medios y Redes, Influenzia, Bubok, Iniciador o Leemur. Calificado por Forbes como una de las 100 personas más creativas del mundo de los negocios. Ayudo a personas y organizaciones a identificar su Propósito Transformador.