La idea de invertir y poner nuestro dinero a trabajar es algo que, al igual que las canas, llega con la edad.
Quienes ya me conocéis, sabéis mi historia personal con relación a mi labor como emprendedor. Cómo descubrí cuál era la verdadera historia que habitaba en mi interior, que no era la misma que siempre me habían contado, y que pude descubrir gracias a mi propósito.
Lo que quizás no os haya contado es mi historia personal con relación a las inversiones. Y, precisamente, el hecho de descubrir mi propósito, también me ha permitido llegar a realizar la actividad de invertir, alineado con él.
Cuándo empecé a invertir
Cuando tenía una estabilidad económica y ganaba mucho dinero (y no tenía hijos que lo consumieran), empezó a llamarme la atención la inversión inmobiliaria. Conocí a alguna persona que tenía propiedades, pisos para alquilar por habitaciones, y me interesó el sector. Sin embargo, y no sé exactamente el motivo, no llegué a hacerlo. Creo que no fui capaz de salir de mi zona de confort, a pesar de que era un buen momento para la inversión inmobiliaria. Quizás, porque pensé que no era mi área.
Porque yo soy ingeniero informático, y quizás me sintiera más cómodo en otro sector más relacionado con mi carrera. Por ejemplo, Internet, que en el año 96 era algo sorprendente, pero todavía bastante desconocido. Y pude tener la oportunidad de comprar dominios, que entonces estaban prácticamente todos disponibles. Y, a pesar de poder haber comprado cualquier dominio en aquella época, no lo hice. Lo dejé pasar.
Entonces llegó la oportunidad de invertir en bolsa, en todas las «.com», como Terra, por ejemplo. Podías comprar una pequeña cantidad un día, y venderla al día siguiente. Parecía fácil, así que, algo invertí, aunque sin mucha convicción y quizá arrastrado por mi deseo de hacer algo con mi dinero que me permitiera rentabilizarlo. Pero, en realidad, tampoco supe cómo hacerlo, pues, aunque recuerdo que algo conseguí ganar, también es cierto que lo gastaba con la misma celeridad. Y rápidamente, dejé de encontrarle sentido, así que también pasó de largo.
En otro momento, empezaron a hablarme de los bitcoins, que podías comprarlos a solo 10 $, algo muy asequible. Pero, tampoco entendí el sentido de invertir en criptomonedas. Al poco tiempo ya se compraban a 100 $, y a día de hoy un bitcoin cuesta 10.000 $. Pero en su día, lo dejé pasar.
Toda mi trayectoria en el mundo de las inversiones me ha demostrado que he dejado pasar muchas oportunidades por un motivo que, posiblemente, también sea el tuyo: miedo.
Los grandes miedos que he identificado a la hora de invertir
Miedo a perder lo que tenemos
Esa es la primera pregunta que todos nos hacemos cuando nos planteamos invertir: ¿y si lo pierdo todo?
Es una pregunta muy común y comprensible. Como ya te digo, yo mismo me la hice.
Sin embargo, llegó un momento en el que entendí que cuando realmente pierdo dinero es cuando no hago nada con él. Es decir, la inflación.
¿Qué es la inflación? El valor del dinero.
Lo vamos a ver con un ejemplo. Teniendo 10.000 € en una cuenta corriente, desde el año 1999, si no hago nada con ese dinero, a día de hoy, esa cantidad es equivalente a 6.585€. ¿Cómo puede ser? ¿Quién te ha quitado esos 3.415 €? La inflación.
La inflación se ha comido casi el 35% de tus ahorros en 20 años, por lo que tu poder adquisitivo a día de hoy equivale a 6.500 €.
Solo tienes que verlo con el coste de una barra de pan, de una entrada de cine, de un bono de transporte, de un café… En 1999 con 12 € (2.000 pesetas), podías tomarte 12 capuccinos, y a día de hoy, con ese mismo dinero, solo podrías tomarte 8.
Entender que el dinero que tenía en la cuenta corriente, sin hacer nada, lo estaba perdiendo, fue lo que cambió mi mentalidad. Y que lo mínimo que debía hacer era conseguir que ese dinero me diera una rentabilidad, al menos, igual que la inflación anual (entre 2% y 3%), para no perder dinero.
Miedo a no tener conocimientos suficientes
Este miedo es también muy común entre las personas que deciden invertir por primera vez. «Yo no sé nada sobre el sector inmobiliario, criptomonedas, dominios de Internet…», «Tienes que tener conocimientos económicos, ser un experto en bolsa…».
¿Te has hecho estos mismos comentarios alguna vez?
Yo sí. Y de hecho, hubo una frase de mi madre muy reveladora. Cuando ella se sacó el carnet de conducir me dijo: si hay otros que lo hacen, ¿por qué no voy a saber hacerlo yo también?
Y eso me llevó a observar a mi alrededor y comprobar que había gente ganando dinero en el sector inmobiliario, con la compra de dominios, invirtiendo en bolsa…, y no todos eran grandes expertos en su materia.
Además, una de las formas más evidentes de eliminar ese miedo es la cantidad de formación, cursos, testimonios, tutoriales, etc., que actualmente tienes a tu alcance a través de la Red. Todos los conceptos relacionados con la inversión los podemos aprender cualquier persona.
Miedo a la inseguridad
Es un concepto también muy arraigado en nuestra mentalidad; queremos una garantía, algo que nos aporte seguridad.
Si alguna vez te has planteado invertir y has pedido asesoramiento, posiblemente te hayan aconsejado que inviertas en valores «seguros».
¿Cuáles son esos valores? ¿Las grandes compañías? ¿Los bancos?
Un ejemplo: Telefónica, BBVA o Santander son grandes compañías, «seguras» que, desde 2017 representan las grandes caídas de su valor, en torno al 80%.
(Si hubieras 1.000€ en telefónica, ahora tendrías 200€).
Por el contrario, un valor que, a priori, no ofrecía esa cualidad de «seguro», desde el 2017 presenta un crecimiento del 12.022 %.
(Si por entonces hubieras invertido 76€ en bitcoins, ahora tendrías 9.000€).
Miedo a no conseguir una buena rentabilidad
¿Cómo conseguir una buena rentabilidad con el dinero invertido?
En primer lugar, quiero resaltar la relación entre riesgo y beneficio.
Hay que tener claro que existe una relación directa. A mayor riesgo, mayor beneficio. Del mismo modo que a menor riesgo, menor beneficio.
Si a mí me dicen que una operación tiene un mínimo riesgo, pero te va a dar el máximo beneficio, no confío.
No confundamos con el azar. Por ejemplo, si te planteas invertir en un inmueble, en una buena zona, donde tienes mayor garantía y seguridad de poder alquilarlo a buen precio, también la inversión que tengas que hacer en la compra de ese inmueble será mayor.
Lo mismo ocurre si adquieres un piso a muy bajo coste, en una zona con un suelo a menor precio. La inversión será menor, pero también lo será la seguridad y garantía de alquilarlo, así como el precio del alquiler que marques, y por tanto, la rentabilidad que obtengas.
Otra cosa diferente es que consigas un «chollo», por ejemplo alguien que tenga que vender a un precio mucho menor del precio de mercado, por determinadas circunstancias. Pero eso lo podemos equiparar a que te toque la lotería. Es azar.
Miedo a la crisis
En un momento como en el que estamos viviendo actualmente, el concepto de crisis es un elemento tangible, ya no solo en España sino en todo el mundo.
¿Una crisis económica es motivo para no invertir?
Yo te diría que al contrario; es el momento de realizar las inversiones.
Históricamente, durante las crisis económicas se han incrementado más fortunas.
Las crisis ofrecen oportunidades.
La bolsa cae porque alguien está comprando tu miedo.
Ante una crisis económica, la gente empieza a vender por miedo y por eso la bolsa cae. Y siempre hay alguien dispuesto a comprar. «A río revuelto, ganancia de pescadores».
Este punto está relacionado con esta otra creencia limitante. ¿Cuál es el mejor momento para invertir? La respuesta es tan clara y tan confusa como esta: o ninguno o ahora. Siempre hay buenos momentos para invertir, para encontrar oportunidades, se trata de estar dispuesto a superar esos miedos y tomar acción.
Los miedos te impiden tomar acción
Esto lo digo por mi propia experiencia. Ha sido el miedo quien me ha paralizado en muchas ocasiones, quien me ha impedido tomar acción y me ha llevado a dejar pasar grandes oportunidades.
Por eso quiero empezar a compartir cómo he superado dichos miedos, cómo he aprendido a hacer inversiones rentables y con propósito, cómo adquirir la mentalidad correcta para todo ello y cómo conectar con la abundancia. Así que a partir de ahora he decidido establecer tres áreas temáticas en mis contenidos: Vivir con Propósito (temas de desarrollo personal), Emprender con Propósito e Invertir con Propósito. Así que te espero en mis redes.
La capacidad de ganar radica en el riesgo que corremos, a mayor riesgo mayores posibilidades de ganar, lo mejor es arriesgarse