Dedicamos mucho tiempo y energía a preparar las vacaciones, esperando que llegue el momento de poder disfrutar de nuestras «vacaciones soñadas». Lo mismo ocurre con nuestra vida.
Ahora, que se nos antoja que las vacaciones quedaron tan lejos en el tiempo, mucha gente puede estar ya organizando sus planes para las próximas.
Y algo que me llama la atención es la capacidad que tenemos para inventar y preparar el siguiente viaje, que sea diferente (y a ser posible, incluso mejor) que el anterior.
Hay mucha gente que desiste de visitar el mismo lugar, por muy bien que lo haya pasado allí, porque «ya ha estado» y se trata de vivir nuevas experiencias, ¿no?
También hay quien repite el mismo lugar, porque es donde más a gusto se encuentra y donde mejor se lo pasa.
Pero entonces, tenemos que centrarnos en los matices. En esas preguntas que deberíamos hacernos y que, por el motivo que sea, ni nos planteamos.
Preguntas como:
¿Por qué quiero ir a un lugar distinto cada año? ¿Porque me gusta viajar, conocer nuevos lugares, aprender distintas formas de vida…? ¿O porque quiero completar el álbum de fotos de mis redes sociales y presumir?
¿Por qué voy, año tras año, al mismo lugar? ¿Porque realmente es donde más disfruto? ¿O porque así no tengo que pensar, porque mi pareja no me da alternativa, porque es el más barato…?
¿Cuándo es el momento de vivir nuestra «vida soñada»?
Pero hay una pregunta todavía más importante:
¿Por qué no dedicamos la misma energía y el mismo entusiasmo a organizar nuestra vida, que a organizar nuestras vacaciones?
Y lo curioso es que, muchas personas van viviendo sus vacaciones anuales y, sin embargo, esperan que algún día puedan vivir sus «vacaciones soñadas».
Lo mismo ocurre con nuestra vida. Vamos viviéndola, algunos con mayor resignación que otros, y parece que esperamos a que llegue el momento de vivir esa «vida soñada», sin darnos cuenta de que vamos dejando que pasen los días, sin valorarlos ni disfrutarlos.
Obviamos cada capítulo, esperando que llegue el colofón, el clímax, ¡el gran momento! Cuando, precisamente, la vida está compuesta de pequeños momentos, que debemos saborear y disfrutar por lo que son.
Pero, si tienes una vida sin propósito, si vas como pollo sin cabeza, si olvidas que la vida es presente, un regalo que te pierdes si no lo abres cada día, entonces la estás desaprovechando y dejando que «tu vida soñada» gane el terreno que te pertenece.
Permíteme que te haga una pequeña recomendación. Si estás preparando tus próximas vacaciones, con ilusión y entusiasmo, guárdate algo de ambos, para preparar tu vida cada vez que te levantes por la mañana. Te sorprendería lo interesante que puede ser ese viaje tan especial que disfrutas cada día.